Sobe una chica:

Mi foto
Tamaulipas, Mexico
Madre primeriza y escritora, con muy poco tiempo libre pero que le gustan las manualidades.

jueves, 30 de enero de 2014

Ojos que no ven...

Vaya dicho completamente estúpido;
todo lo que no vemos es lo que más nos daña,
lo que más nos duele y lo que nos mata.
Aquel que se atreve a decir que prefiere la mentira
a la realidad, se engaña a sí mismo.

O es demasiado cobarde como para aceptarlo.



















Sí, ella es demasiado tonta y excesivamente cobarde.

martes, 28 de enero de 2014

El tiempo de ti

Fue en una época como ésta, hace aproximadamente unos trece años,
cuando era una niña pequeña que lloraba por su madre que no veía
en mucho tiempo, entonces me prometió llevarme a la playa.
Jamás voy a olvidar lo feliz que estaba ese día: iría a la playa con él. Por primera vez.
Me sentía demasiado emocionada y toda la semana estuve pensando en ello;
le pedí a mi abuela que me llevara a comprar un traje de baño nuevo
y muchos accesorios para jugar, porque deseaba pasar un día maravilloso.
Y la semana se hizo interminable.
Finalmente, había llego el sábado.
Recuerdo muy bien que me desperté muy temprano ese día:
me bañé, arreglé mi cama, metí en mi mochila mi toalla favorita,
mis mejores juguetes y me puse mi traje de baño nuevo. Peiné mi cabello
en dos disparejas trenzas... y lo esperé.
Los minutos fueron pasando hasta convertirse en horas,
y las personas en mi casa se fueron despertando.
Todos me dijeron que ya no iba a venir, que mejor me pusiera a hacer otras cosas,
que limpiara mi habitación o que guardara mis muñecas,
pero yo ya había hecho todo eso y estaba segura de que no iba a fallarme.
Ni siquiera me di cuenta cuando me quedé dormida...
sólo recuerdo que desperté muy cansada y ya estaba atardeciendo.

Él nunca apareció.

Mi abuela me dijo que me llevaría al día siguiente, que seguro él tenía
algún compromiso y por ello no pudo llegar.
Y cuando eres un niño, crees todas esas cosas.
Los adultos te hacen hacen creer que es difícil ser ellos, que debemos entender
y que lo mejor es no preguntar y mucho menos reclamar.
Y yo lo hice.
No le pregunté nada, vaya, nuevamente ni siquiera lo vi.
Ese domingo, mi abuela, mis tíos, mi hermano y yo fuimos a la playa.

Había sido un precioso día;

estrené mi traje nuevo, hice castillos con mi hermano,
mis tíos me subieron a su tabla de surf y me pasearon por la orilla,
luego, nos cargaron a mi hermano y a mí en los hombros y nadamos hasta el arrecife.
En aquel entonces, te dejaban meterte y llevarte alguna caracola o hasta un pecesillo,
pero yo ya tenía uno y lo único que quería era nadar.
Entonces, mi hermano y yo nadamos hasta la parte baja del arrecife,
y unas caracolas y estrellas de mar se paseaban por ahí.
Tomé una caracola y dos estrellas y las echamos en una bolsa.

El día estaba casi terminando, y mis tíos nos llevaron a las rocas,
aquel pedazo de la playa donde una serie de rocas formaban un pequeño arrecife,
en el cual, los pecesillos perdidos nadaban.
Ellos se sentaron en las rocas y mi hermano y yo caminamos hasta llegar
a la orilla del rompeolas, donde comenzaba la playa.
El atardecer caía y se veía maravilloso, sus colores mezclados con el mar...
en ese momento, ni siquiera recordaba la promesa no cumplida de mi padre,
pues lo único que importaba era que sabía que con todo y sus defectos,

las personas que estaban conmigo ese día me querían.

... y ahora, con todos estos años transcurridos y la nitidez de ese recuerdo,
hay una cosa que es mucho más curiosa y triste: nunca me llevó a la playa en 
todos esos años viviendo con mis abuelos.

Ahora tengo 19 años.













~El tiempo pasa... pero las personas nunca cambiarán.

martes, 21 de enero de 2014

All that counts is here and now

My universe will never be the same.

Abejas en el panal

La mente humana es difícil de entender.
Es como un enorme panal de abejas
trabajando insaciablemente para complacer a alguien
porque aunque no queramos admitirlo
siempre existe alguien a quien deseamos complacer
o en diferentes casos, destruir.
Un humano no puede existir para si mismo
siempre debe haber alguien quien nos domine
de una buena manera, o de la peor.

Es sencillo. Es amor.


lunes, 20 de enero de 2014

Y eso es...

El amor es solo una palabra
hasta que viene alguien y le da sentido.

Sentirse viva.

Conocer a alguien que te abrace muy fuerte
a alguien que te haga daño profundamente
alguien que se siente en tu silla
para arruinar tu sueño.
Alguien que te necesite demasiado
alguien que te conozca muy bien
alguien quien te empuje a la orilla
y te saque del infierno
A alguien tienes que dejar entrar
alguien cuyos sentimientos compartas
alguien quien, quiera o no,
querrá que compartas o muy poco o mucho.
Alguien quien te sofoque de amor
alguien que te obligue a que le importes
alguien quien te haga superar todo
quien siempre esté ahí,
asustado tanto como tu
de estar vivo.
Alguien quien me abraza muy fuerte
alguien quien me dañe profundamente
alguien que se siente en mi silla
y arruine mi sueño
y me despierte alarmado
de estar vivo.

Alguien quien me necesite demasiado


alguien quien me conozca demasiado bien
alguien quien me empuje a la orilla
me saque del infierno
y me de apoyo
por estas vivo.
Hazme vivir
haz que me confunda

búrlate con adoración

déjame ser usada
altera mis días,
pero estar solo es estar solo, no vivo.
Alguien que me sofoque con amor
alguien que me obligue a importarle
alguien quien me apoye.

Yo siempre estaré ahí, tan asustada como tú para ayudarte a sobrevivir y sentirte vivo...


viernes, 17 de enero de 2014

Un hombre que te ama...

~No le da pena ir a la farmacia a comprate toallas sanitarias
~Ignora a sus amigos para ir contigo a comprar ropa
~Prefiere pasar una noche de sabado viendo peliculas romanticas contigo, que salir con sus amigos
~Escucha la misma musica que tu, sea romantica o no
~Agarra mañas tuyas, como morderte o decir una palabra
~Te ayuda con tus tareas, aunque no sepa nada, con tal de estar contigo
~Se desvela si tu lo haces
~Cuando lloras, te hace sonreir y no te pregunta que tienes hasta que tu quieras hablar
~Te pone apodos chistosos
~Te mira a lo ojos y cuando le preguntas "¿qué?", el solo niega o dice "nada"
~No te dice "te amo" pero te lo demuestra
~Deja que lo rasguñes, lo muerdas y le pegues, y no se enoja
~Acepta todos tus regalos, incluso si no le gustan
~Si le dices: "no estoy lista" o "no quiero", él sonreirá y dejará de insistir
~Te hace sentir la mujer mas maravillosa del universo cuando te mira a los ojos
~Se sienta a ver caricaturas contigo en lugar de besarte todo el tiempo
~Te regala flores que no te gustan, y cuando se da cuenta, empieza a buscar las que realmente te agradan con tal de que seas feliz.
~Te apoyara en tus decisiones, siempre y cuando sean buenas y jamas hara algo que te perjudique.
~Nunca te insultara, ni te gritara, ni hara sentir que vales menos
~Jamás te compara con otra mujer
~Usa las cosas que le has regalado sin que le de vergüenza
~Si está contigo, jamas volteara a ver a otra mujer
~No le molesta que le digas cosas vergonzosas delante de sus amigos
~Te invita a sus partidos, fiestas, juntines con amigos, cenas familiares, idas al cine o eventos escolares, etc, y dice orgullosamente: "ella es mi novia"
~Te acompaña a ver TODAS las películas románticas, incluso aunque no le gusten
~Sonríe siempre que te ve
~Ve las peliculas de Star Wars contigo, aunque las odie
~No le importa que le digan mandilon
~Si sale contigo, se divierte contigo y nunca te dejará abajo
~Juega videojuegos contigo
~Se burla de ti si dices estupideces, pero no deja que sus amigos lo hagan
~Si le caes mal a sus amigos, los manda por un tubo
~Te hace enojar y se disculpa sinceramente
~Le dice a sus amigos que aunque no seas la mas hermosa, para el eres mejor que Megan Fox o Angelina Jolie
~Estará a tu lado en las buenas y en las malas
~No le da pena agarrarte de la mano
~Nunca dice " ella es la segura", sino "a ella la quiero"
~Te da besos en la frente y te dice lo mucho que le importas...


En resumen, un hombre que te quiere te conoce, te respeta, te entiende, te apoya y hará todo lo que sea para verte feliz.♥

sábado, 11 de enero de 2014

9*Magnetismo

Me encontraba detrás de mi escritorio leyendo las propuestas a lanzar al mercado, orgulloso.
La verdad es que aún con todos mis demonios, carajo que yo era un buen empresario.
-Deberías dedicarte a esto, cariño.- dijo una mujer. Levanté la vista de mi ordenador y Nympha estaba ahí parada, sonriendo.- Hola, cielo.- dijo y caminó hasta mí.
Después de la pelea con Voltaire hace semanas, ambos habían estado extrañamente distantes y nunca veía a mi abuela, pero ahora estaba ahí parada frente a mí, con su sonrisa angelical y algo que no había notado hasta ese momento.
-¿Qué te hiciste?- le susurré horrorizado, ella sonrió, tocando su cabello.
-¿Te gusta?- dijo caminando hacia mí: Nympha siempre decía que una mujer aceptaba su vejez en el momento en que se deshacía de las cosas que amaba, y siempre había dejado en claro que un cabello largo y sedoso era lo que más adoraba en la vida, ahora la veía completamente diferente con sus cabellos cortos al nivel de las orejas pero perfectamente pintados con luces rubias sobre sus cabellos del mismo color, dandole no solo una apariencia más adulta sino también hermosa.
-Te queda bien.- le dije volviendo al ordenador, ella se sentó en la silla frente a mí, y ahí se quedó. Seguí con mi trabajo, ignorandola por completo,pero ella simplemente no se iba, y después de mucho rato de silencio, habló:
-¿No necesita tu oficina más...- levanté la vista del ordenador.- color?
-No.
-Pero se ve tan triste.- entonces se levantó y comenzó a inspeccionar todo.- Deberías colocar fotos aquí, o tener alguna plantita o algo.- luego miró hacia el ventanal.- Y definitivamente levantar un poco las cortinas.- caminó hacia el estante donde no había nada más que documentos de la empresa. La ignoré lo más que pude pero el sonido de sus molestos tacones me distraía por completo, luego revolvía y revisaba muchas cosas, y caminaba. Finalmente me harté, azoté la mano en el escritorio, ella se giró a mí y la puerta se abrió.
-¿Señor Valentine?- culo divino se asomó y me alivié. Entró con su andar ligero y dulce, tan sensual a la vez.- Disculpe.- se giró a Nympha.- Buenas tardes, señora Valentine.- se inclinó y luego se giró a mí.- Tiene una llamada de Velvet, señor.
-¿Por qué no llamaste por el comunicador?- dije enojado de que me interrumpiera, pero ella no se inmutó.
-Lo hice, pero parece estar desconectado.- me fijé debajo de mi escritorio, y efectivamente no había ningún cable.
-Era obvio.- pensé, porque en todo el día nadie me había molestado. Me levanté y caminé a su oficina.- Pide que lo arreglen.
-Ya lo hice, señor.- dijo, la miré: sus ojos tan curiosos me miraron luego asentí.
-¿Te vas, querido?- dijo Nympha, me giré a ella.
-Regreso.- y caminé al pequeño escritorio de culo-divino, seguido por ella, me detuve en su escritorio, el cual no me había tomado la molestia de ver: estaba perfectamente todo ordenado, con todas sus cosas en su lugar, y a la vez se veía tan... colorido. Tomó el teléfono y me lo entregó.
-Vincent.- dije, del otro lado un hombre habló.
-El vasallo.- dijo con gesto burlón.
-Cuelgo.- dije enojado, pero el hombre habló de nuevo.
-No, basta chico, es  broma.
-Odio perder mi tiempo, Alfred.- dije furioso. Alfred Norton era el vicepresidente de Veltet Company, la competencia más importante a parte de Darkar Enterprises y Takimura & Co.
-Que carácter, Vincent, deberías ser tan amable y dulce como esa secretaria linda que tienes.- e instintivamente miré a la chica, quien estaba preparando café, con su bonito trasero enfundado en una decente falda negra larga, subí mi mirada hasta que me encontré con sus ojos, y rápidamente volví a lo mío.
-No entendí una mierda.- le dije, culo-divino fue a mi oficina con el café.
-Lo supuse, pero bueno, planeamos una reunión antes de la cena de Darkar Enterprises, ¿creen poder estar ahí?
-Sí.
-Bien, le dejaré a tu secretaria la información.
-Alfred...
-Jajaja- se rio el miserable.- Solo le dejaré información, de verdad. Le enviaré un fax.
-Adiós.- y colgué. Fui a mi oficina y lo que sucedía allí era muy raro: culo-divino estaba parada frente a Nympha, con la taza de café en sus manos, mientras ésta la miraba con una mirada completamente extraña. Me vio y se alejó.
-Oh, cariño.- dijo y caminó a mi lado.- Te tardaste.
-¿Qué mierda quieres aquí, Nympha? Tengo trabajo.- dije mientras caminaba a mi escritorio.- Deja eso, puedes irte.- le dije a Noiholt, ella asintió y extrañada caminó a la puerta. Miré a Nympha.- ¿Qué carajos hacías?- le dije, ella se sentó nuevamente y tomó el café.
-Miraba a tu secretaria.- dijo bebiendo.
-No es mi secretaria, es una mensajera.- dije.
-Parece tu secretaria.- dijo mirándome por encima de la taza.- Es muy... bonita.- dijo. La miré.- ¿Qué?
-¿Sucede algo con la mensajera?- ella torció el gesto, luego dejó la taza en mi escritorio.
-Llámame loca, cariño, pero he visto esos ojos en otro lugar.- levanté una ceja.- Cielo, en serio, ya había visto a esa chica antes.
-Es un artista de circo, creo.- le dije volviendo a mi ordenador, segundos después Noiholt entró y dejó el fax de Alfred, Nympha la miraba como si fuera una obra de arte.
-¿Quiere que lo agende o primero debo consultas con el señor Valentine?
-Yo le diré, agendalo por pronto.- asintió.
-Con permiso.-nos dijo y se fue.
-¿Artista de circo?- dijo levantando la ceja.
-Eso dijo Sasha.
-¿Qué hace una cirquera aquí?
-Pregúntale eso a tu esposo. A todo esto, ¿por qué no has ido a verlo?- ella bebió café de nuevo, bufé.- ¿Sabes? A la mierda. Largo de aquí antes de que me enoje.
-No estoy haciendo nada, cariño.- me levante y la jalé del brazo, abrí la puerta y lo que vi no me gustó para nada: Noiholt estaba parada junto a la copiadora, con varios papeles en su mano, y a su lado estaba Mierda Heizenberg, sonriéndole alegremente, y no entendía por qué aquello me molestaba tanto. Quizás porque quería ser yo el primero en acostarse con ella.
El imbécil me miró y luego ella. Dejó de sonreír.
-Tú.- dije enojado, ella parpadeó.- Lleva a la señora Valentine a la oficina de Voltaire.- ella asintió, dejó los papeles a un lado de la copiadora y caminó hacia nosotros.- Y por favor, póngase a trabajar, que no se le paga para coquetear.- le dije, ella se detuvo en seco, mirandome unos segundos con sus ojos extraños abiertos, luego, asintió y por primera vez vi una emoción en su rostro.
-¡Vincent!- dijo Nympha llamando mi atención.
-Por aquí, señora Valentine.- dijo ella conduciendo a Nympha al elevador. Klaus, quien estaba parado todavía, me miró.
-Demasiado brusco con la chica nueva, Vincent.
-Métete en tus asuntos, Klaus.- dije caminando a mi oficina, él bufó.
-¿Es cierto lo que dicen por ahí?- me detuve.- ¿Qué es la prometida de Pavel Darkar?
-No lo sé, y no me interesa.
-Debería.- dijo caminando al elevador.- Podría traernos grandes ventajas. Adiós, Vincent.- y se perdió tras las puertas.

Horas después, comía tranquilamente en la cafetería usual, sin ser molestado por nada ni nadie. Había apagado mi celular porque realmente estaba molesto con todos y cada uno de los seres humanos que habitaban la Tierra.
La mesera dejó mi almuerzo y se fue sin antes lanzarme una mirada coqueta, la cual ignoré por completo. Y mientras  dejaba que el olor delicioso de la carne se fundiera con mis pensamientos, divagué: ¿por qué había vuelto? ¿Realmente quería ayudar a Voltaire? ¿Lo estaba haciendo por él? No.
Yo sabía que la realmente no quería estar aquí, odiaba Rusia con todo mi ser, pero no entendía realmente por qué mierda había regresado; solo quería terminar todo esto y regresar a América para volver a pasarme dos años viajando, llenandome de tierra hasta las orejas mientras buscaba algo de interesante en mi vida, porque al menos si en algún momento Voltaire decidía desheredarme, podría mantenerme siendo arqueologo. Y tampoco era como si me gustara mucho, porque me recordaba mucho al desgraciado de mi padre.
-¿Señor Valentine?- una voz de mujer me sacó a la superficie, y entonces ahí estaba ella: parada mirándome con sus ojos seductores. No contesté, no porque no quisiera hacerlo, sino porque, una vez más, ella me dejaba fuera de lugar, mirándome de esa manera que sólo podía interpretar como un grito de deseo, de ella pidiendome que la tomara de todas las maneras que quisiera. Que deseaba ser mía.
-Disculpe que lo moleste, señor.- silencio.- Pero, el señor Valentine me pidió que lo llamara a una junta.- no dije nada, entonces comencé a comer.- ¿Señor?
-Cállate.- le dije, ella apretó los puños. Valiente.- Siéntate.- le ordené, pero ella no obedeció. Seguí comiendo mientras miraba mi laptop, entretenido con mi nueva idea para posicionar a Biocorp en la cúspide y largarme de ahí, y mientras devoraba alegremente mi almuerzo, finalmente se sentó.
Ninguno dijo nada, solo nos quedamos ahí en silencio, mientras el único sonido que se escuchaba era el de los cubiertos.
-Aquí tiene, señor.- dijo una mesera, quien dejó mi taza de café, y no fue necesario girarme a verla porque ya sabía lo que pensaba.- ¿Desea algo, señorita?- le dijo a regañadientes y de muy mala manera.
-No, gracias. Estoy bien.
-¿Están en una cita o algo?- preguntó con ese mismo tono de voz, y por la mirada de Noiholt, no le había gustado la pregunta, su ceño se frunció y sus ojos adquirieron una mirada amenazadora.
-De ninguna manera.- contestó con tono seco, la mesera asintió y se alejó alegremente, entonces nuestros ojos se encontraron, y vi lo que ella había notado: que teníamos la misma deficiencia ocular. Movió sus labios, pero luego los cerró, y apartó la vista de mí.
Y permanecimos en total silencio todo lo que duró mi almuerzo; ninguno se miró ni siquiera parecía que fuéramos amigos... y aún así, me sentía en total tranquilidad y comodidad. No era ninguna molestia, incluso parecía que me agradaba su compañía.
Finalmente terminé de comer, y me levanté.
-Vuelva pronto, señor.- dijo la mesera junto a sus compañeras, pero las ignoré. Noiholt comenzó a caminar, varios centímetros detrás de mí, como si fuera mi guardaespaldas o mi esclava. No dijimos nada nuevamente, y subí a mi auto, ella se quedó parada al lado de la puerta del copiloto.
-¿Vas a quedarte ahí?- dije fastidiado, ella parpadeó y subió. El trayecto fue largo y silencioso, y me pregunté si alguien la había dejado en la cafetería o si Voltaire la había obligado a caminar todo el trayecto en esos tacones del diablos; bueno, ese era su trabajo.
Entonces mi teléfono sonó, y al ver el identificador me indicó que era Natalie... y por alguna razón no contesté, entonces mi vista periférica captó las hermosas piernas de Noiholt envueltas en la fina tela de sus medias color piel; eran tan perfectas que incluso podía ver la marca de sus músculos.
Quería tocarlas...
Entonces nos miramos, y la sensación que sentí al verla fue... diferente.
Sus ojos tan peculiares se clavaron en los míos y por la expresión que cruzaba en ese momento, algo había visto que la impresionó. Su pequeña y hermosa boca se abrió un poco, tragó saliva y su pecho subía y bajaba, luego parpadeó un par de veces, y yo no pude contenerme ni un segundo más.
Tomé su rostro entre mis manos y sin esperar aviso clavé mis labios sobre los suyos. No hubo ninguna protesta y tampoco me apartó, pero sus ojos aún miraban los míos, así que profundicé el beso; con una mano sostenía su rostro y con la otra apretaba con fuerza su cintura, deseando tener más contacto, porque esa molesta tela me estaba fastidiando, hasta que se rindió.

Mientras mi lengua invadía su interior, ella me apretó fuertemente los hombros, rasgando con sus uñas sobre la tela del saco. Suspiré y ella gimió en mi boca, provocando una de por sí enorme erección, por mi no hubiera habido ningún problema en hacerla mía ahí mismo, pero Tasha se había detenido, anunciando que ya habíamos llegado a la empresa. Pero no nos separamos.
-Señor.- interrumpió ella, y luego se separó de mí. Sus ojos estaban oscuros por la excitación.
-Lo sé.- dije, con nuestros rostros a centímetros. Me mordí los labios y ella se acomodó.
Salió primero y se alisó el cabello, luego de ordenarme, Sasha abrió mi puerta y me bajé. Caminé hasta Noiholt y ella me miró.
-La próxima vez, espera a que yo te abra la puerta.- le dije enojado y comencé a caminar. Odiaba tanto a las mujeres que querían hacerse las independientes, de verdad no las toleraba, eran ese tipo de feministas que decían no necesitar de un hombre y sabían que eran muy hipócritas. Ella comenzó a caminar detrás de mí.
-Lo siento señor, pero creo que puedo abrir una puerta yo sola.- dijo con un tono de voz seco y luego la miré. ¿En serio había dicho eso?
-No lo dudo.- contesté de igual manera.- Pero no lo haga cuando viaje conmigo, por favor.- le pedí intentando contenerme, pero ella siguió.
-Pues se lo agradezco, pero no estamos en la prehistoria, señor Valentine.
-¿Disculpe? ¿Ser caballeroso es ser un anciano?- le dije en tono seco.- No sea tan feminista, señorita Noiholt.
-No soy feminista.- contestó.- Pero no es necesario que haga esas cosas. No las necesito.- y sus ojos adquirieron un matiz seco que jamás había visto en otra mujer que no fuera Nympha. No quería seguir discutiendo, así que volví a caminar hacia el elevador, con ella detrás de mí.
El viaje fue tenso, y lo que había sido una escena íntima y grandiosa en la limosina se transformó en un momento incómodo; miraba de reojo hacia si dirección y su rostro seguía siendo esa máscara de piedra helada, ¿cómo era eso posible? ¿por qué esa chica actuaba de esa manera? Y lo único que se me ocurrió es que quizás se sentía culpable por dejar que la besara y aún amaba a Pavel.
Y no podía dejar de sentirme de esa manera tan extraña.
Finalmente, el elevador llegó a la oficina de Voltaire, ella salió primero y caminó hacia la oficina de Sasha, pero yo esperé y luego fui con Voltaire.
Estaba sentado mirando hacia el ventanal, con una expresión seria y fría, luego se giró.
-Necesito hablar de algo muy importante, Vincent.- dijo sin rodeos, me senté.
-¿Qué es? ¿Te asustó el nuevo look de Nympha?- le dije en burla, pero él no se inmutó. Eso era raro.- ¿Qué ocurre?
-Los Darkar me mandaron el precio por el cual van a comprar la empresa.- dijo y me entregó una hoja azul, donde Khalil ofrecía una increíble cantidad de dinero por Biocorp, de esa manera asegurando el futuro de su familia y pidiendo que Sasha se convirtiera en la dueña.
-Dijeron que podíamos quedarnos en ella, pero que el nombre cambiaría y formaría parte de la cadena de su familia.
-Es una mierda, Voltaire.- dije molesto.
-Debemos venderla.
-No. Mientras yo esté aquí, ni creas que harás una estupidez. Hemos subido y no pienso permitirlo.
-No se trata de lo que pienses.
-Ni mucho menos de tus miedos.- le contesté molesto.- No harás nada y punto.
-¿Quién te crees que eres para darme ordenes?- dijo furioso.- Harás lo que yo te diga.- se levantó y comenzó a servirse whiskey.- Mañana hablaremos con Boris, vendrá.- y mi cuerpo se heló seguido por un escalofrío que lo recorrió por completo, pronto dejé de escuchar lo que Voltaire decía porque lo único que pasaba por mi cerebro era que Boris llegaba en menos de doce horas.
No pude evitar recordar todos esos años en la Abadía, siendo humillado y torturado de miles maneras, y que esos dos hombres eran los culpables. Mi cuerpo necesitaba  azucar.
-¿Me estás escuchando, Vincent?- dijo él, pero yo no podía contestar. Lo escuché llamarme varias veces pero mi cuerpo no respondía, "muévete" me ordené a mí mismo, pero nada, entonces me sacudió y como un reflejó alejé su tacto de mi cuerpo.
-No me toques.- le dije apenas en un susurro.
-¿Qué diablos te sucede?
-Me voy.- dije, aunque no para él. Me levanté y caminé lo más rápido que pude a la salida; sólo quería escapar de ahí, pero entonces me tomó el hombro.
-¿Qué sucede contigo, imbecil?- dijo enojado, yo sacudí su mano.
-No me toques.- le gruñí.
-¿Quién demonios te crees que eres, idiota?- dijo furioso. Sus ojos violetas delataban rabia.- ¿Cómo te atreves a hablarme así?
-Aléjate de mí.- le gruñí, iba a irme pero su agarre me lo impidió, acorralandome contra la pared.
-No creas que puedes hablarme e irte.
-Voltaire.- y las personas que estaban ahí miraron.- Aléjate.
-Tú harás lo que yo te diga, ¿entiendes?- dijo.
-Jamás.- le bramé.- Y será mejor que te hagas a la idea, porque ya no tienes poder sobre mí. Ni sobre esta empresa... - y antes de terminar, su puño atravesó mi rostro, ladeándolo contra la pared. Oí el ligero grito de una mujer, pero la rabia me impidió saber quien era; mi lengua ardía, mi carne quemaba y mi sangre hervía como ya tenía años que no lo hacía. El silencio se prolongó y oi una puerta cerrarse, miré a Voltaire y él a mí, esa mirada furiosa que hace años no veía, la razón por la cual me había ido.
Me alejé de él y caminé al elevador, el cual pillaba anunciando que alguien bajaba, las puertas se cerraron finalmente.
Y mientras bajaba golpee muchísimas veces los botones, furioso y con los nervios a flor de piel, entonces el elevador se detuvo de golpe, y las luces parpadearon, miré al techo y por primera vez noté la presencia de quien estaba ahí conmigo.
Los ojos bicolor de Noiholt me miraron sin ninguna expresión.
Maldita suerte la mía.

jueves, 2 de enero de 2014

8*La novia vendida

Voltaire revisaba atentamente los escritos, con la mano en la barbilla como siempre que estaba concentrado, mientras, los demás solo lo miraban. Sasha miraba su celular con un gesto impaciente, Tala igual, pero Wyatt solo estaba sentado ahí, sin siquiera moverse, casi creí que ni estaba respirando; finalmente, Voltaire dejó los documentos en la mesa, haciendo un ruido innecesario, para llamar la atención de todos.
-Sólo hemos subido un 40% en las semana.- y ese gesto huraño e inconforme salió a la vista.
-Eso es demasiado, a comparación con todo lo que hemos caido estos meses.- dijo Sasha, apartando sus ojos de su celular.
 -No lo suficiente.
-¿Qué sugieres?- dijo un anciano al fondo, frotando sus lentes. No sabía su nombre, ni me interesaba.
-Una nueva estrategia.- y me miró.- ¿Alguna otra idea?
-¿Soy el único que piensa aquí?- dije molesto, pero al ver que nadie decía nada, bufé.- La verdad, estuve pensando un poco en tirar todo a la basura y empezar de nuevo en el mercado.
-No es un juego, niño.- dijo otro hombre, molesto. Lo ignoré.
-Define "empezar de nuevo"- dijo Voltaire.
-Eso: quitaremos todas las acciones del mercado, incluso las que les habíamos vendido a las compañías farmacéuticas, empezaremos de nuevo.
-No podemos tirar lo hecho por más de cien años, niño tonto.- dijo otro anciano. Nuevamente, lo ignoré.
-Tiene razón.- dijo otro hombre.- No podemos hacer eso, imagínense lo que será volver a crear un producto o una acción que le guste al mercado y que se posicione donde están ahora...
-En el suelo.- dije mirando a Voltaire y Sasha, porque solo ellos me importaban.- No tendríamos que crear nada, solo reemplazar el nombre, decir que tuvimos nuevas ideas y que volvimos del infierno con más poder.- me reí.- Será un secreto de empresa.
Todos se miraron, la mayoría con desaprobación cuchicheando en voz baja y negando lentamente, pero a mí solo me interesaba que Voltaire aprobara mi propuesta; Sasha levantó la ceja sutilmente, asintiendo, Tala sonrió alegremente, Wyatt asintió y, finalmente, Voltaire sonrió con autosuficiencia.
-De acuerdo.- dijo y los quejidos de los demás miembros de la mesa directiva sonaron, medio sonreí.- Pero... Boris deberá aprobar también tu propuesta.- y de pronto, por mi cuerpo recorrió un escalofrío que hace años no tenía, la habitación comenzó a dar vueltas y los sonidos a mi alrededor se convirtieron en ruidos incomprendibles; mi mente voló a mis años en la abadía, en todos esos horribles años bajo el cargo de ese hombre. No, susurró mi mente.
Unas manos me tocaron, sacándome de mi pesadilla.
-¿Vinny?- dijo Sasha. Fui consciente de cómo todos me miraban, con los ojos abiertos de par en par. Tragué saliva, me puse de pie.
-Estaré en mi despacho.- dije y salí de ahí.









Cerré de un portazo la puerta de mi oficina, con los nervios que ya tenía mucho que no aparecían a flor de piel. Maldita sea, me dije enojado, caminé a mi escritorio y saqué mi inhalador. Dios, hacía mucho que no lo necesitaba, y mientras aspiraba el horrible sabor, me quedé pensando en Boris. El hombre que junto con Voltaire y mi padre, arruinaron mi existencia.
Unos nudillos tocaron la puerta.
-Largo.- bramé, pero sin importarle mi comentario, entró: Tala y Wyatt caminaron hacia mí con expresión seria, como si hubieran ido a un funeral. El pelirrojo se sentó.
-Boris vendrá en tres días.- dijo con voz monótona. Mi cuerpo tembló de nuevo, y el aire me abandonó por segundos, use el respirador.- Voltaire quiere que apruebe tu propuesta.
-Puede hacerlo desde Turquía.- dijo Wyatt, sentado en la otra silla. Se pasó la mano con los cabellos, nervioso.- N-no quiero verlo.- tartamudeó... hacía más de doce años que no lo hacía.
-No podemos permitir que venga, Vincent... - nudillos.- Adelante.- dijo Tala y culo-divino, oh culo precioso y divino entró, cargando una charola con café. Tala sonrió como idiota, pero a pesar de eso, se le notaba lo nervioso. Se detuvo al ver nuestras expresiones y me pregunté qué había visto que sus joyas se abrieron de par en par, pero recuperó la compostura.
-Disculpe, puedo venir en otro momento... - dijo, pero Tala negó. Culo divino entró y caminó con ese andar de diosa hasta nosotros. Wyatt también sonrió como imbécil.
-Hola, Lisianthus.- la saludó con una sonrisa tonta. ¿Lisianthus? ¿Ese era su nombre? Arrugué la nariz, era un nombre jodidamente horrible, para mi sería culo-divino, era uno mejor.
-Hola, señor Ifrah.- dijo culo-divino dejando la bandeja en el escritorio.
-Wyatt, Lisianthus. Llámame por ni nombre.- le dijo éste, ella solo medio sonrió y asintió, volviendose a preparar los cafés. Yo la miré: su delicadeza al tomar las cosas, su expresión seria pero alegre, su culo divino bajo esa falda perfecta. Lo que te haría, mujer...
-¿Vincent?- me dijo Tala, sacándome de mis pensamientos. Lo miré.- ¿Qué vamos a hacer?
-Nada.- le dije sentandome en mi silla, recargandome en el respaldo. Una, dos, tres respiraciones.
-P-pero...
-Si él se diera cuenta de que tenemos miedo, tengan por seguro de que volvería a atormentarnos.- susurré en voz baja para que ella no me oyera; seguía sirviendo el café en el agua.- Nos haría la vida imposible.
-V-Vincent... - tartamudeó Wyatt.
-No haremos nada.- repetí. Culo-divino colocó los cafés frente a nosotros, y Wyatt le dio un sorbo largo. El humo caliente salió de su boca y nariz, aliviado.
-¿Necesita algo más, señor?- dijo mirándome, le sostuve la mirada un instante, que me pareció eterno, luego negué e inclinando la cabeza, se alejó.
-T-tengo m-miedo... - dijo Wyatt mirando su reflejo en la taza de café, Tala le puso una mano en el hombro.
-También yo, Wyatt.- y me miró con sus ojos verdes, la mirada suplicante, nervioso. No supe qué decir. También tenía miedo, y lo que era peor, estaba furioso; la última vez que vi a ese hombre, mi último día en la abadía y como regalo de despedida... Sacudí la cabeza, demasiado nervioso.
No quería recordar ese, ni cualquier otro momento al lado de ese bastardo.
Los tres nos miramos, sin saber qué decir, sin saber qué hacer. La puerta se abrió de golpe.
-¡Querubines!- dijo Sasha, y caminó hasta nosotros.- Dios, qué caras.- luego sonrió.- ¿No deberían estar felices? ¡Verán a Boris!- me encogí, nervioso y los chicos también.
-Lárgate Sasha.- le dije molesto, bebiendo del café. Estaba bueno...
-Qué grosero.- se puso las manos en las caderas.- Si fuera sus padres, los habría dejado ahí de por vida.- y mi piel se erizó. Fue un impulso, lancé la taza de café al suelo y salpicó todo en mis pies.
-¡MEDINA!- grité furioso. Los chicos me miraron sin saber qué hacer. Medina era el apellido de Justin.
-¿Señor?
-Limpia esto.- le dije enojado, levantándome de mi asiento, él parpadeó.- ¡AHORA!- y salió corriendo. Regresó segundos después a limpiar mi desastre; tres pares de ojos se me quedaron viendo, los dos primeros igual de nerviosos que yo y el último par confundidos. El chico terminó de limpiar y disculpándose de fue. Yo estaba con los nervios de punta.
-¿Estás bien, Vinny?- preguntó Sasha.
-Sí.- y me senté de nuevo, pasándome las manos por el cabello, demasiado largo para un ejecutivo. El silencio reinó unos instantes, nadie dijo nada, nadie hizo nada, de pronto mi comunicador sonó; no contesté, seguí mirando a la nada. Sasha presionó el botón:
-¿Qué ocurre?- dijo. Oh, ok. Enseguida vamos- colgó y nos miró.- Voltaire nos quiere en su oficina ya.- y caminó a la puerta, los tres nos miramos y con un suspiro, fuimos al encuentro.

Voltaire estaba sentado leyendo algo en su ordenador cuando entramos, Sasha ya se había sentado, mirando con gesto molesto su celular, me pregunté si estaba teniendo alguna aventura o si algún problema sucedía. Nos sentamos y Voltaire habló:
-¿Dónde estaban?- preguntó y nos miró.
-No es asunto tuyo.- le dije enojado. Sólo quería irme de ahí, quería ir a fumar un cigarrillo o comer una dona. Dios, necesitaba azúcar. Mucha azúcar.
-Vincent... - dijo Wyatt nervioso, pero lo ignoré, Saqué mi celular y leí un mensaje de Natalie:
*¿Qué haces? Voy a la playa. Besos.
*Junta aburrida.
*Te hecho de menos.
*Pronto te veré.
*Eso espero. Besos!
-¡Vincent!- dijo Saha, y me quitó el celular. La miré enojado.
-¿Qué haces?
-Pon atención.- y se guardó el celular en los pechos. Oí la risita de los chicos.
-Sabes que no tengo problema para sacarlo, ¿verdad?
-Claro.- y me guiñó el ojo. Medio me reí.
-Vincent.- me llamó Voltaire y lo miré.- Les estaba diciendo a los chicos que acabo de recibir una llamada de Darkar Enterprises.
-¿Qué querían?
-Organizar una cena.- y se tocó la cien.- Pero realmente no sé qué desean.
-¿Con quien hablaste?- dijo Sasha, muy interesada.
-Con tu padre.- y luego torció el gesto.- Pero me dijo algo que me dejó pensando...
-¿Qué era?- habló Tala. Nos miró un rato, y luego suspiró.
-Pidió específicamente que Noiholt estuviera en la cena.
-¿Qué?- dijo Sasha demasiado fuerte.
-Sí, eso dijo.
-¡Debe ser una broma!- y se levantó, poniendo sus manos en las caderas. -¡Una maldita broma, papá!- y habló consigo misma. Comenzó a caminar de un lado a otro, nerviosa.
-¿Dijo por qué?- preguntó Wyatt.
-Sólo dijo que quería que ella estuviera presente como invitada de honor.- y luego sus cejas se juntaron.- Como si fuese alguien importante o algo así...
-¡Oh, pero que idiota es mi padre!- y gruñó.- ¡Maldito sea!
-Pero ¿qué diablos está pasando Sasha?- pregunto Voltaire.
-¿Cómo que qué está pasando? ¡Es un plan!- y volvió a gruñir.- ¡A papá no le interesa la cena ni los negocios! ¡Maldito viejo!
-No estoy entendiendo.- dije.- ¿Para qué querría a Noiholt? ¿Es su amante o algo así?- y todos me miraron como si hubiera dicho algo estúpido.- ¿Qué?- pregunté, pero nadie dijo nada, luego todos miraron a Sasha, a quien casi parecía se le había caído la quijada.
-¿Tú... eres... tonto o algo así?- dijo en voz baja.- ¿No sabes quién es Lisianthus Noiholt?- y la mención del nombre fue casi como si hablara de una deidad o algo parecido. Negué lentamente.
-¿La... chica mensajera?- Wyatt y Tala soltaron una risita, e incluso Voltaire.- ¿Qué?
-No lo puedo creer.- dijo Sasha y fue a servirse café. Voltaire tecleó algo en su ordenador y luego lo giró hacia mí:
-Míralo por ti mismo.- dijo. La pantalla mostraba un sin fin de fotografías, y en todos estaba Lisianthus, en algunas vestía elegantes vestidos de noche, en otras usaba ropa de deporte, pero la mayoría eran fotografías con vestuarios extravagantes e incluso diminutos. Tardé en reaccionar.
-¿Es... famosa?- y se rieron todos menos Sasha.
-¿Famosa? Ja, no solo es famosa.- dijo y se giró a mí con su café en la mano.- Es la estrella del circo ambulante más famoso y reconocido del mundo, niño.
-Y no sólo es.- dijo Tala riendo.- La chica es hija del difunto embajador de Alemania, Frederich Noiholt.- y soltó una risita.- Pero claro que eso no lo sabías.- y él y Wyatt se rieron.
-¿Era hija de Frederich?- preguntó en voz baja Voltaire.
-Creí que lo sabías.- dijo Sasha sentándose de nuevo.
-No, yo no... estaba enterado de eso.- y torció el gesto.
-Pues... mi padre quiere hacer negocios con ella.- bufó.- Eso o va a obligarla a volver a Dubai.
-Esperen, ¿qué tiene que ver ella con tu familia? ¿Es una hermana bastarda tuya o algo así?- se rieron todos menos Voltaire.
-Jajaja pequeño tonto.- dijo Sasha.- Lisianthus es la prometida de mi hermano.- y una sonrisa cálida posó en sus labios.
-Ex-prometida.- corrigió Tala.
-No, siguen estando comprometidos.- dijo ella bebiendo café.- Sólo están pasando por una pequeña...
-Rompieron, Sasha, acéptalo de una vez.
-No, haber, pongamos las cosas claras.- todos la miramos.- Mi hermano y Lia sólo se tomaron un pequeño descanso de la presión de la boda, no es que terminaron.
-Pero ella...
-Ella, nada.- y volvió  sonreír.- Siguen estando comprometidos y van a casarse el año que viene.- Tala se dejó caer hacia atrás, con el gesto torcido y Wyatt sonreía.
-Entonces... tu padre...
-Mi padre quiere verla.- dijo Sasha enojada de nuevo.- Es... difícil...- y dejó el café en el escritorio.
-Pues explícame, porque no llevaré a la mensajera a una reunión tan importante...
-El punto, Voltaire, es que si no llevas a Lia a la cena, mi padre se irá y con más motivos destrozará la empresa.
-¿Para qué la quiere, de todos modos?- dijo Tala molesto.
-Porque de seguro Pavel estará ahí, y qué mejor manera de perdonar a Biocorp si distraemos a mi hermano, ¿no creen?
-¿Distraerlo? ¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Wyatt.
-Mi hermano y Lia no se han visto en casi cuatro meses después de la ruptura, supongo que mi padre quiere verla para pedirle que reanuden su compromiso, de esa manera mi hermano ya no tendrá problemas con su comité ejecutivo...
-¿Estaba teniendo problemas?- dijo Voltaire y luego ella se mordió la lengua.
-Mierda... no, ya no diré más.
-Ahora termina.- le dije. Me miró, y después suspiró.
-No me hagan esto, chicos, es mi familia.
-Tú empezaste, ahora habla.- y bufó.
-No quieren darle la presidencia hasta que se case, y mi padre no quiere que tenga otra esposa que no sea ella.
-¿Por qué?
-No lo sé, Tala, a mi familia le agrada mucho.
-¿Y a ti?
-Obviamente, si no, creeme que no le hubiera conseguido éste trabajo.
-¿Por qué se separó de tu hermano?- pregunté.
-No lo sé, una semana antes de la boda, ambos hablaron con mis padres y dijeron que necesitaban un tiempo. Fue extraño, porque Pavel era el más deseoso en casarse, pero les tomaron la palabra; Lia volvió al circo y dejó de hablar con él. Nunca se supo qué sucedió entre esos dos, pero ha afectado mucho a mi hermano.
-Le rompió el corazón.- dijo Wyatt.
-No, porque él sigue mandándole flores cada mes. Sé que ella las recibe, pero hasta ahí. Ninguno ha querido decirme nada.
-Y volviendo al tema principal, ¿para qué quiere tu padre a la chica?- dijo Voltaire.
-Para obligarla a que se case con mi hermano, supongo.
-Esto no me cuadra.- dijo Tala.
-A mí tampoco, pero no hay otra opción que decirle que vaya. O mi padre es capaz de arruinar la cena y los negocios por ella... - y bebió café de nuevo.
Miré una vez más la pantalla, donde una fotografía de culo-divino y Pavel se mostraba: se miraban a los ojos, sonrientes, ambos vestidos elegantes.
Y, por un instante, me recordaron a mis padres. Sacudí la cabeza.
-Ridículo.- dije, esperando nadie me oyera.

Esa noche, los chicos habían decidido ir de nuevo al Jewerly, y debido a la reciente noticia del regreso de Boris, habíamos decidido ir todos. Llegamos y rápidamente subido a la sección VIP, donde lo primero que vi fue que estaba todo oscuro, una chica vestida con luces de neón nos guió hasta una mesa principal, donde nos dejó la carpeta para pedir a las chicas. Se fue sonriendo.
-Quiero a Goldie.- dije rápidamente.
-¿Te enamoraste, Vinny?- dijo Tala riendo.
-Eso sería un problema.- se burló Brian, nada nervioso. El chico siempre había tenido una habilidad increíble para ocultar sus emociones.
-Pues entonces yo quiero a Silver.- dijo Spencer.
-Por favor, hay muchas otras chicas mejores ¿y ustedes eligen a las mismas?
-No verás un culo tan perfecto como el que tiene Silver.- dijo Spencer y se lamió los labios.- Lo que le haría...
-Por Dios.- dijo Ian y se rieron. Una chica asiatica envuelta en neón verde se nos acercó.
-¿Desean algo?
-Una botella de etiqueta azul, por favor.- dijo Brian dejando la tarjeta sobre la bandeja que la chica había dejado en la mesa.- Y a tus mejores chicas.
-Y a Goldie y Silver, por favor.- dijo Tala riéndose. La chica nos miró, apenada.
-Oh... lo siento, pero Goldie no está disponible en este momento.- dijo recogiendo la bandeja.- La verdad lo siento demasiado, pero podría traerles a otra, si desean...
-¿Y Silver?- dijo Spencer.
-Hoy es su show.- dijo y señaló la tarima donde el strip pole estaba.- En unos minutos comenzará, por si desean verla.
-Claro.- Brian se giró  nosotros.- ¿Quieren otra chica?
-La tercera mejor.- dijo Ian y todos se rieron. La chica se retiró mientras veíamos a un montón de hombres se sentaban en los asientos frente a la tarima.
-¿Cuándo llega Boris?- preguntó de pronto Spencer, recargandose contra la pared.
-Tres días.- contestó Wyatt.
-¿A qué mierda viene?- comenzó Brian.- El punto de salir del nicho era jamás volver a ver a ese miserable.- y encendió un cigarrillo, nosotros lo miramos, porque el chico tenía años que no fumaba.
-No es bueno que aparezca.- dijo Wyatt.- ¿Creen que realmente debe venir sólo para aprobar una propuesta? En años anteriores no tenia que hacer eso.- tragó saliva.- Creo que tiene algún otro interés... -y al decir eso, todos se giraron a verme.
-¿Qué?
-Pues... qué.- dijo Tala.
-¿Qué demonios les pasa?
-Pues... que lo único que puede interesarle a Boris, eres tú.- y mi cuerpo tembló en un espasmo terrible, que sacudió por completo mi sistema nervioso. La bailarina llegó y trajo a las chicas y la botella con copas, y comenzamos a beber rápidamente. La chica que me había tocado tenía senos grandes, redondos y firmes, piernas largas y un trasero decente, pero nada comparado al de culo-divino. Las chicas comenzaron a servir las bebidas mientras bailaban en nuestras piernas, y mientras mi chica restregaba su trasero en mi entrepierna como una vil prostituta, miré al escenario, donde las luces se habían apagado y el presentador comenzó a anunciar a la estrella de la noche, Silver. En eso, una chica pasó casi corriendo, con sus cabellos dorados agitados y un mini vestido rosa neon; lancé un silbido y no sólo provoqué que la chica volteara, sino que mis amigos también lo hicieron. Vera se quedó parada, con unas varillas en sus manos. Estaba muy oscuro.
-¿Ocurre algo, cariño?- dijo mi chica, sentandose frente a mí para que pudiera verla.
-La quiero a ella.- dije, apuntando a Vera, quien, molesta, retomó su camino.
-¿Enamorado?- dijo Ian.
-No, sólo la quiero a ella.- Spencer miró hacia donde la chica se había ido y frunció el ceño.
-Tienes a una preciosidad en tus piernas, Vinny, disfruta.- y su chica le metió la copa de alcohol en la boca, olvidándome. Mi chica hizo lo mismo, y enredó sus manos en mi cuello.
-¿Qué dices si vamos detrás de las cortinas, cariño?- susurró con su boca centrimetros de la mía, pero me giré hacia el escenario, donde, de pronto, una gama de luces y humo iluminaban a una belleza que bailaba al son de una danza árabe. Su cuerpo, esbelto pero bien proporcionado, envuelto en solo dos prendas del color de las turquesas, y sus cabellos largo danzaban al ritmo de la música. Parecía una cobra siendo convocada por un flautista, mientras sus caderas se movían de un lado a otro.
Y me perdí.
Parecía un adolescente viendo por primera vez la carne semidesnuda de una mujer madura, con su figura perfecta alrededor del caño de stripper; era como la misma medusa hipnotizando a sus presas.
Tragué saliva, olvidandome por completo de la zorra que intentaba llamar mi atención; ni siquiera fui consciente del momento en que me puse de pie y comencé a caminar hacia la tarima, donde ella bailaba. Se giró hacia donde había venido con un andar sensual, y después regresó mientras practicaba un baile sexual con el caño. Después de realizar un vuelta increíble subió hasta arriba, y se deslizó de cabeza mientras giraba, y los espectadores aplaudían, lanzaban billetes y joyas a sus pies; pero yo caminé hasta el centro de la tarima, mientras ella seguía bailando, sin percatarse de mi presencia, fue sino hasta que su cuerpo se deslizó hasta el suelo y quedó frente a mí, que nos miramos. La oscuridad nunca había sido un problema para mí, y a pesar de mi problema en los ojos, jamás había tenido problemas para ver en ella, así que podía disfrutar del hermoso y angelical rostro de Silver: tenía unos labios preciosamente carnosos, una piel de alabastro y unos ojos tan hermosos, de un color verde olivo. Era una preciosidad.
Me sostuvo la miraba, aún en el suelo, y lentamente se arrastró hasta mí, y se puso de rodillas. Sus senos hermosos y firmes amenazaban con salirse, su cintura perfectamente marcada y me mostraba brillos por toda su piel; metí la mano en mi bolsillo y saqué un billete, ella me lanzó una media sonrisa y yo coloqué el billete en medio de sus pechos. Se alejó con su andar de diosa egipcia hacia los demás espectadores, que lanzaban palabras poco elegantes y seguían lazando dinero. Ni siquiera me había dado cuenta de que la mayoría de los billetes y las joyas habían desaparecido; se giró por última vez a mí y, con un primer plano de su jugoso trasero, se alejó tras la cortina que cayó sobre ella.
Me quedé más de la cuenta mirando hacia donde se había ido, hasta que una música ruidosa sonó y otra chica salió, perdiendo todo mi interés. Volví con los chicos y mi chica se sentó nuevamente en mis piernas.
-¿Qué fue eso, Vin?- preguntó Tala. Negué y acaricié el trasero de mi chica.
-Fue un buen espectáculo.- dije mientras ella me servía más wiskhy.
-También lo vimos.- dijo Brian. Bebí de mi copa y miré a Spencer mientras jugaba con su chica, llevé la copa a mi boca cuando a lo lejos, una chica parada miraba a nuestra dirección.
Una completamente perdida Vera miraba hacia nosotros, apretando fuertemente lo que llevaba en la mano, luego Silver se unió a ella. Iba a moverme para ir con ella y conocer a Silver personalmente, pero tres hombres grandes, musculosos y a simple vista adinerados, aparecieron, eran guardias; las chicas estaban ahí paradas mirando a nuestra dirección luego un hombre salió de una puerta, tomó a las chicas de la cadera y comenzaron a caminar una de las cortinas. Los gorilas se quedaron afuera mientras dentro se efectuaba un acto del cual no quería pensar. Lancé una última mirada a los chicos, y Spencer miraba a la misma dirección que yo, con ojos cautelosos y algo diferentes, y me pregunté qué sucedería si se enterara que su Vera era un bailarina.
-¿Todo bien, cariño?- dijo mi chica, mirandome al igual que los chicos. Asentí, le di un sorbo a mi bebida y disfruté del momento.
Mañana habría tiempo de pensar.

¿CÓMO COMENZAR TU JOURNAL?

¡Hola a todos y bienvenidos a mi blog! En el artículo anterior les enseñé ¿Cómo hacer un junk journal? y no morir en el intento paso a ...