Sobe una chica:

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Tamaulipas, Mexico
Madre primeriza y escritora, con muy poco tiempo libre pero que le gustan las manualidades.

jueves, 2 de enero de 2014

8*La novia vendida

Voltaire revisaba atentamente los escritos, con la mano en la barbilla como siempre que estaba concentrado, mientras, los demás solo lo miraban. Sasha miraba su celular con un gesto impaciente, Tala igual, pero Wyatt solo estaba sentado ahí, sin siquiera moverse, casi creí que ni estaba respirando; finalmente, Voltaire dejó los documentos en la mesa, haciendo un ruido innecesario, para llamar la atención de todos.
-Sólo hemos subido un 40% en las semana.- y ese gesto huraño e inconforme salió a la vista.
-Eso es demasiado, a comparación con todo lo que hemos caido estos meses.- dijo Sasha, apartando sus ojos de su celular.
 -No lo suficiente.
-¿Qué sugieres?- dijo un anciano al fondo, frotando sus lentes. No sabía su nombre, ni me interesaba.
-Una nueva estrategia.- y me miró.- ¿Alguna otra idea?
-¿Soy el único que piensa aquí?- dije molesto, pero al ver que nadie decía nada, bufé.- La verdad, estuve pensando un poco en tirar todo a la basura y empezar de nuevo en el mercado.
-No es un juego, niño.- dijo otro hombre, molesto. Lo ignoré.
-Define "empezar de nuevo"- dijo Voltaire.
-Eso: quitaremos todas las acciones del mercado, incluso las que les habíamos vendido a las compañías farmacéuticas, empezaremos de nuevo.
-No podemos tirar lo hecho por más de cien años, niño tonto.- dijo otro anciano. Nuevamente, lo ignoré.
-Tiene razón.- dijo otro hombre.- No podemos hacer eso, imagínense lo que será volver a crear un producto o una acción que le guste al mercado y que se posicione donde están ahora...
-En el suelo.- dije mirando a Voltaire y Sasha, porque solo ellos me importaban.- No tendríamos que crear nada, solo reemplazar el nombre, decir que tuvimos nuevas ideas y que volvimos del infierno con más poder.- me reí.- Será un secreto de empresa.
Todos se miraron, la mayoría con desaprobación cuchicheando en voz baja y negando lentamente, pero a mí solo me interesaba que Voltaire aprobara mi propuesta; Sasha levantó la ceja sutilmente, asintiendo, Tala sonrió alegremente, Wyatt asintió y, finalmente, Voltaire sonrió con autosuficiencia.
-De acuerdo.- dijo y los quejidos de los demás miembros de la mesa directiva sonaron, medio sonreí.- Pero... Boris deberá aprobar también tu propuesta.- y de pronto, por mi cuerpo recorrió un escalofrío que hace años no tenía, la habitación comenzó a dar vueltas y los sonidos a mi alrededor se convirtieron en ruidos incomprendibles; mi mente voló a mis años en la abadía, en todos esos horribles años bajo el cargo de ese hombre. No, susurró mi mente.
Unas manos me tocaron, sacándome de mi pesadilla.
-¿Vinny?- dijo Sasha. Fui consciente de cómo todos me miraban, con los ojos abiertos de par en par. Tragué saliva, me puse de pie.
-Estaré en mi despacho.- dije y salí de ahí.









Cerré de un portazo la puerta de mi oficina, con los nervios que ya tenía mucho que no aparecían a flor de piel. Maldita sea, me dije enojado, caminé a mi escritorio y saqué mi inhalador. Dios, hacía mucho que no lo necesitaba, y mientras aspiraba el horrible sabor, me quedé pensando en Boris. El hombre que junto con Voltaire y mi padre, arruinaron mi existencia.
Unos nudillos tocaron la puerta.
-Largo.- bramé, pero sin importarle mi comentario, entró: Tala y Wyatt caminaron hacia mí con expresión seria, como si hubieran ido a un funeral. El pelirrojo se sentó.
-Boris vendrá en tres días.- dijo con voz monótona. Mi cuerpo tembló de nuevo, y el aire me abandonó por segundos, use el respirador.- Voltaire quiere que apruebe tu propuesta.
-Puede hacerlo desde Turquía.- dijo Wyatt, sentado en la otra silla. Se pasó la mano con los cabellos, nervioso.- N-no quiero verlo.- tartamudeó... hacía más de doce años que no lo hacía.
-No podemos permitir que venga, Vincent... - nudillos.- Adelante.- dijo Tala y culo-divino, oh culo precioso y divino entró, cargando una charola con café. Tala sonrió como idiota, pero a pesar de eso, se le notaba lo nervioso. Se detuvo al ver nuestras expresiones y me pregunté qué había visto que sus joyas se abrieron de par en par, pero recuperó la compostura.
-Disculpe, puedo venir en otro momento... - dijo, pero Tala negó. Culo divino entró y caminó con ese andar de diosa hasta nosotros. Wyatt también sonrió como imbécil.
-Hola, Lisianthus.- la saludó con una sonrisa tonta. ¿Lisianthus? ¿Ese era su nombre? Arrugué la nariz, era un nombre jodidamente horrible, para mi sería culo-divino, era uno mejor.
-Hola, señor Ifrah.- dijo culo-divino dejando la bandeja en el escritorio.
-Wyatt, Lisianthus. Llámame por ni nombre.- le dijo éste, ella solo medio sonrió y asintió, volviendose a preparar los cafés. Yo la miré: su delicadeza al tomar las cosas, su expresión seria pero alegre, su culo divino bajo esa falda perfecta. Lo que te haría, mujer...
-¿Vincent?- me dijo Tala, sacándome de mis pensamientos. Lo miré.- ¿Qué vamos a hacer?
-Nada.- le dije sentandome en mi silla, recargandome en el respaldo. Una, dos, tres respiraciones.
-P-pero...
-Si él se diera cuenta de que tenemos miedo, tengan por seguro de que volvería a atormentarnos.- susurré en voz baja para que ella no me oyera; seguía sirviendo el café en el agua.- Nos haría la vida imposible.
-V-Vincent... - tartamudeó Wyatt.
-No haremos nada.- repetí. Culo-divino colocó los cafés frente a nosotros, y Wyatt le dio un sorbo largo. El humo caliente salió de su boca y nariz, aliviado.
-¿Necesita algo más, señor?- dijo mirándome, le sostuve la mirada un instante, que me pareció eterno, luego negué e inclinando la cabeza, se alejó.
-T-tengo m-miedo... - dijo Wyatt mirando su reflejo en la taza de café, Tala le puso una mano en el hombro.
-También yo, Wyatt.- y me miró con sus ojos verdes, la mirada suplicante, nervioso. No supe qué decir. También tenía miedo, y lo que era peor, estaba furioso; la última vez que vi a ese hombre, mi último día en la abadía y como regalo de despedida... Sacudí la cabeza, demasiado nervioso.
No quería recordar ese, ni cualquier otro momento al lado de ese bastardo.
Los tres nos miramos, sin saber qué decir, sin saber qué hacer. La puerta se abrió de golpe.
-¡Querubines!- dijo Sasha, y caminó hasta nosotros.- Dios, qué caras.- luego sonrió.- ¿No deberían estar felices? ¡Verán a Boris!- me encogí, nervioso y los chicos también.
-Lárgate Sasha.- le dije molesto, bebiendo del café. Estaba bueno...
-Qué grosero.- se puso las manos en las caderas.- Si fuera sus padres, los habría dejado ahí de por vida.- y mi piel se erizó. Fue un impulso, lancé la taza de café al suelo y salpicó todo en mis pies.
-¡MEDINA!- grité furioso. Los chicos me miraron sin saber qué hacer. Medina era el apellido de Justin.
-¿Señor?
-Limpia esto.- le dije enojado, levantándome de mi asiento, él parpadeó.- ¡AHORA!- y salió corriendo. Regresó segundos después a limpiar mi desastre; tres pares de ojos se me quedaron viendo, los dos primeros igual de nerviosos que yo y el último par confundidos. El chico terminó de limpiar y disculpándose de fue. Yo estaba con los nervios de punta.
-¿Estás bien, Vinny?- preguntó Sasha.
-Sí.- y me senté de nuevo, pasándome las manos por el cabello, demasiado largo para un ejecutivo. El silencio reinó unos instantes, nadie dijo nada, nadie hizo nada, de pronto mi comunicador sonó; no contesté, seguí mirando a la nada. Sasha presionó el botón:
-¿Qué ocurre?- dijo. Oh, ok. Enseguida vamos- colgó y nos miró.- Voltaire nos quiere en su oficina ya.- y caminó a la puerta, los tres nos miramos y con un suspiro, fuimos al encuentro.

Voltaire estaba sentado leyendo algo en su ordenador cuando entramos, Sasha ya se había sentado, mirando con gesto molesto su celular, me pregunté si estaba teniendo alguna aventura o si algún problema sucedía. Nos sentamos y Voltaire habló:
-¿Dónde estaban?- preguntó y nos miró.
-No es asunto tuyo.- le dije enojado. Sólo quería irme de ahí, quería ir a fumar un cigarrillo o comer una dona. Dios, necesitaba azúcar. Mucha azúcar.
-Vincent... - dijo Wyatt nervioso, pero lo ignoré, Saqué mi celular y leí un mensaje de Natalie:
*¿Qué haces? Voy a la playa. Besos.
*Junta aburrida.
*Te hecho de menos.
*Pronto te veré.
*Eso espero. Besos!
-¡Vincent!- dijo Saha, y me quitó el celular. La miré enojado.
-¿Qué haces?
-Pon atención.- y se guardó el celular en los pechos. Oí la risita de los chicos.
-Sabes que no tengo problema para sacarlo, ¿verdad?
-Claro.- y me guiñó el ojo. Medio me reí.
-Vincent.- me llamó Voltaire y lo miré.- Les estaba diciendo a los chicos que acabo de recibir una llamada de Darkar Enterprises.
-¿Qué querían?
-Organizar una cena.- y se tocó la cien.- Pero realmente no sé qué desean.
-¿Con quien hablaste?- dijo Sasha, muy interesada.
-Con tu padre.- y luego torció el gesto.- Pero me dijo algo que me dejó pensando...
-¿Qué era?- habló Tala. Nos miró un rato, y luego suspiró.
-Pidió específicamente que Noiholt estuviera en la cena.
-¿Qué?- dijo Sasha demasiado fuerte.
-Sí, eso dijo.
-¡Debe ser una broma!- y se levantó, poniendo sus manos en las caderas. -¡Una maldita broma, papá!- y habló consigo misma. Comenzó a caminar de un lado a otro, nerviosa.
-¿Dijo por qué?- preguntó Wyatt.
-Sólo dijo que quería que ella estuviera presente como invitada de honor.- y luego sus cejas se juntaron.- Como si fuese alguien importante o algo así...
-¡Oh, pero que idiota es mi padre!- y gruñó.- ¡Maldito sea!
-Pero ¿qué diablos está pasando Sasha?- pregunto Voltaire.
-¿Cómo que qué está pasando? ¡Es un plan!- y volvió a gruñir.- ¡A papá no le interesa la cena ni los negocios! ¡Maldito viejo!
-No estoy entendiendo.- dije.- ¿Para qué querría a Noiholt? ¿Es su amante o algo así?- y todos me miraron como si hubiera dicho algo estúpido.- ¿Qué?- pregunté, pero nadie dijo nada, luego todos miraron a Sasha, a quien casi parecía se le había caído la quijada.
-¿Tú... eres... tonto o algo así?- dijo en voz baja.- ¿No sabes quién es Lisianthus Noiholt?- y la mención del nombre fue casi como si hablara de una deidad o algo parecido. Negué lentamente.
-¿La... chica mensajera?- Wyatt y Tala soltaron una risita, e incluso Voltaire.- ¿Qué?
-No lo puedo creer.- dijo Sasha y fue a servirse café. Voltaire tecleó algo en su ordenador y luego lo giró hacia mí:
-Míralo por ti mismo.- dijo. La pantalla mostraba un sin fin de fotografías, y en todos estaba Lisianthus, en algunas vestía elegantes vestidos de noche, en otras usaba ropa de deporte, pero la mayoría eran fotografías con vestuarios extravagantes e incluso diminutos. Tardé en reaccionar.
-¿Es... famosa?- y se rieron todos menos Sasha.
-¿Famosa? Ja, no solo es famosa.- dijo y se giró a mí con su café en la mano.- Es la estrella del circo ambulante más famoso y reconocido del mundo, niño.
-Y no sólo es.- dijo Tala riendo.- La chica es hija del difunto embajador de Alemania, Frederich Noiholt.- y soltó una risita.- Pero claro que eso no lo sabías.- y él y Wyatt se rieron.
-¿Era hija de Frederich?- preguntó en voz baja Voltaire.
-Creí que lo sabías.- dijo Sasha sentándose de nuevo.
-No, yo no... estaba enterado de eso.- y torció el gesto.
-Pues... mi padre quiere hacer negocios con ella.- bufó.- Eso o va a obligarla a volver a Dubai.
-Esperen, ¿qué tiene que ver ella con tu familia? ¿Es una hermana bastarda tuya o algo así?- se rieron todos menos Voltaire.
-Jajaja pequeño tonto.- dijo Sasha.- Lisianthus es la prometida de mi hermano.- y una sonrisa cálida posó en sus labios.
-Ex-prometida.- corrigió Tala.
-No, siguen estando comprometidos.- dijo ella bebiendo café.- Sólo están pasando por una pequeña...
-Rompieron, Sasha, acéptalo de una vez.
-No, haber, pongamos las cosas claras.- todos la miramos.- Mi hermano y Lia sólo se tomaron un pequeño descanso de la presión de la boda, no es que terminaron.
-Pero ella...
-Ella, nada.- y volvió  sonreír.- Siguen estando comprometidos y van a casarse el año que viene.- Tala se dejó caer hacia atrás, con el gesto torcido y Wyatt sonreía.
-Entonces... tu padre...
-Mi padre quiere verla.- dijo Sasha enojada de nuevo.- Es... difícil...- y dejó el café en el escritorio.
-Pues explícame, porque no llevaré a la mensajera a una reunión tan importante...
-El punto, Voltaire, es que si no llevas a Lia a la cena, mi padre se irá y con más motivos destrozará la empresa.
-¿Para qué la quiere, de todos modos?- dijo Tala molesto.
-Porque de seguro Pavel estará ahí, y qué mejor manera de perdonar a Biocorp si distraemos a mi hermano, ¿no creen?
-¿Distraerlo? ¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Wyatt.
-Mi hermano y Lia no se han visto en casi cuatro meses después de la ruptura, supongo que mi padre quiere verla para pedirle que reanuden su compromiso, de esa manera mi hermano ya no tendrá problemas con su comité ejecutivo...
-¿Estaba teniendo problemas?- dijo Voltaire y luego ella se mordió la lengua.
-Mierda... no, ya no diré más.
-Ahora termina.- le dije. Me miró, y después suspiró.
-No me hagan esto, chicos, es mi familia.
-Tú empezaste, ahora habla.- y bufó.
-No quieren darle la presidencia hasta que se case, y mi padre no quiere que tenga otra esposa que no sea ella.
-¿Por qué?
-No lo sé, Tala, a mi familia le agrada mucho.
-¿Y a ti?
-Obviamente, si no, creeme que no le hubiera conseguido éste trabajo.
-¿Por qué se separó de tu hermano?- pregunté.
-No lo sé, una semana antes de la boda, ambos hablaron con mis padres y dijeron que necesitaban un tiempo. Fue extraño, porque Pavel era el más deseoso en casarse, pero les tomaron la palabra; Lia volvió al circo y dejó de hablar con él. Nunca se supo qué sucedió entre esos dos, pero ha afectado mucho a mi hermano.
-Le rompió el corazón.- dijo Wyatt.
-No, porque él sigue mandándole flores cada mes. Sé que ella las recibe, pero hasta ahí. Ninguno ha querido decirme nada.
-Y volviendo al tema principal, ¿para qué quiere tu padre a la chica?- dijo Voltaire.
-Para obligarla a que se case con mi hermano, supongo.
-Esto no me cuadra.- dijo Tala.
-A mí tampoco, pero no hay otra opción que decirle que vaya. O mi padre es capaz de arruinar la cena y los negocios por ella... - y bebió café de nuevo.
Miré una vez más la pantalla, donde una fotografía de culo-divino y Pavel se mostraba: se miraban a los ojos, sonrientes, ambos vestidos elegantes.
Y, por un instante, me recordaron a mis padres. Sacudí la cabeza.
-Ridículo.- dije, esperando nadie me oyera.

Esa noche, los chicos habían decidido ir de nuevo al Jewerly, y debido a la reciente noticia del regreso de Boris, habíamos decidido ir todos. Llegamos y rápidamente subido a la sección VIP, donde lo primero que vi fue que estaba todo oscuro, una chica vestida con luces de neón nos guió hasta una mesa principal, donde nos dejó la carpeta para pedir a las chicas. Se fue sonriendo.
-Quiero a Goldie.- dije rápidamente.
-¿Te enamoraste, Vinny?- dijo Tala riendo.
-Eso sería un problema.- se burló Brian, nada nervioso. El chico siempre había tenido una habilidad increíble para ocultar sus emociones.
-Pues entonces yo quiero a Silver.- dijo Spencer.
-Por favor, hay muchas otras chicas mejores ¿y ustedes eligen a las mismas?
-No verás un culo tan perfecto como el que tiene Silver.- dijo Spencer y se lamió los labios.- Lo que le haría...
-Por Dios.- dijo Ian y se rieron. Una chica asiatica envuelta en neón verde se nos acercó.
-¿Desean algo?
-Una botella de etiqueta azul, por favor.- dijo Brian dejando la tarjeta sobre la bandeja que la chica había dejado en la mesa.- Y a tus mejores chicas.
-Y a Goldie y Silver, por favor.- dijo Tala riéndose. La chica nos miró, apenada.
-Oh... lo siento, pero Goldie no está disponible en este momento.- dijo recogiendo la bandeja.- La verdad lo siento demasiado, pero podría traerles a otra, si desean...
-¿Y Silver?- dijo Spencer.
-Hoy es su show.- dijo y señaló la tarima donde el strip pole estaba.- En unos minutos comenzará, por si desean verla.
-Claro.- Brian se giró  nosotros.- ¿Quieren otra chica?
-La tercera mejor.- dijo Ian y todos se rieron. La chica se retiró mientras veíamos a un montón de hombres se sentaban en los asientos frente a la tarima.
-¿Cuándo llega Boris?- preguntó de pronto Spencer, recargandose contra la pared.
-Tres días.- contestó Wyatt.
-¿A qué mierda viene?- comenzó Brian.- El punto de salir del nicho era jamás volver a ver a ese miserable.- y encendió un cigarrillo, nosotros lo miramos, porque el chico tenía años que no fumaba.
-No es bueno que aparezca.- dijo Wyatt.- ¿Creen que realmente debe venir sólo para aprobar una propuesta? En años anteriores no tenia que hacer eso.- tragó saliva.- Creo que tiene algún otro interés... -y al decir eso, todos se giraron a verme.
-¿Qué?
-Pues... qué.- dijo Tala.
-¿Qué demonios les pasa?
-Pues... que lo único que puede interesarle a Boris, eres tú.- y mi cuerpo tembló en un espasmo terrible, que sacudió por completo mi sistema nervioso. La bailarina llegó y trajo a las chicas y la botella con copas, y comenzamos a beber rápidamente. La chica que me había tocado tenía senos grandes, redondos y firmes, piernas largas y un trasero decente, pero nada comparado al de culo-divino. Las chicas comenzaron a servir las bebidas mientras bailaban en nuestras piernas, y mientras mi chica restregaba su trasero en mi entrepierna como una vil prostituta, miré al escenario, donde las luces se habían apagado y el presentador comenzó a anunciar a la estrella de la noche, Silver. En eso, una chica pasó casi corriendo, con sus cabellos dorados agitados y un mini vestido rosa neon; lancé un silbido y no sólo provoqué que la chica volteara, sino que mis amigos también lo hicieron. Vera se quedó parada, con unas varillas en sus manos. Estaba muy oscuro.
-¿Ocurre algo, cariño?- dijo mi chica, sentandose frente a mí para que pudiera verla.
-La quiero a ella.- dije, apuntando a Vera, quien, molesta, retomó su camino.
-¿Enamorado?- dijo Ian.
-No, sólo la quiero a ella.- Spencer miró hacia donde la chica se había ido y frunció el ceño.
-Tienes a una preciosidad en tus piernas, Vinny, disfruta.- y su chica le metió la copa de alcohol en la boca, olvidándome. Mi chica hizo lo mismo, y enredó sus manos en mi cuello.
-¿Qué dices si vamos detrás de las cortinas, cariño?- susurró con su boca centrimetros de la mía, pero me giré hacia el escenario, donde, de pronto, una gama de luces y humo iluminaban a una belleza que bailaba al son de una danza árabe. Su cuerpo, esbelto pero bien proporcionado, envuelto en solo dos prendas del color de las turquesas, y sus cabellos largo danzaban al ritmo de la música. Parecía una cobra siendo convocada por un flautista, mientras sus caderas se movían de un lado a otro.
Y me perdí.
Parecía un adolescente viendo por primera vez la carne semidesnuda de una mujer madura, con su figura perfecta alrededor del caño de stripper; era como la misma medusa hipnotizando a sus presas.
Tragué saliva, olvidandome por completo de la zorra que intentaba llamar mi atención; ni siquiera fui consciente del momento en que me puse de pie y comencé a caminar hacia la tarima, donde ella bailaba. Se giró hacia donde había venido con un andar sensual, y después regresó mientras practicaba un baile sexual con el caño. Después de realizar un vuelta increíble subió hasta arriba, y se deslizó de cabeza mientras giraba, y los espectadores aplaudían, lanzaban billetes y joyas a sus pies; pero yo caminé hasta el centro de la tarima, mientras ella seguía bailando, sin percatarse de mi presencia, fue sino hasta que su cuerpo se deslizó hasta el suelo y quedó frente a mí, que nos miramos. La oscuridad nunca había sido un problema para mí, y a pesar de mi problema en los ojos, jamás había tenido problemas para ver en ella, así que podía disfrutar del hermoso y angelical rostro de Silver: tenía unos labios preciosamente carnosos, una piel de alabastro y unos ojos tan hermosos, de un color verde olivo. Era una preciosidad.
Me sostuvo la miraba, aún en el suelo, y lentamente se arrastró hasta mí, y se puso de rodillas. Sus senos hermosos y firmes amenazaban con salirse, su cintura perfectamente marcada y me mostraba brillos por toda su piel; metí la mano en mi bolsillo y saqué un billete, ella me lanzó una media sonrisa y yo coloqué el billete en medio de sus pechos. Se alejó con su andar de diosa egipcia hacia los demás espectadores, que lanzaban palabras poco elegantes y seguían lazando dinero. Ni siquiera me había dado cuenta de que la mayoría de los billetes y las joyas habían desaparecido; se giró por última vez a mí y, con un primer plano de su jugoso trasero, se alejó tras la cortina que cayó sobre ella.
Me quedé más de la cuenta mirando hacia donde se había ido, hasta que una música ruidosa sonó y otra chica salió, perdiendo todo mi interés. Volví con los chicos y mi chica se sentó nuevamente en mis piernas.
-¿Qué fue eso, Vin?- preguntó Tala. Negué y acaricié el trasero de mi chica.
-Fue un buen espectáculo.- dije mientras ella me servía más wiskhy.
-También lo vimos.- dijo Brian. Bebí de mi copa y miré a Spencer mientras jugaba con su chica, llevé la copa a mi boca cuando a lo lejos, una chica parada miraba a nuestra dirección.
Una completamente perdida Vera miraba hacia nosotros, apretando fuertemente lo que llevaba en la mano, luego Silver se unió a ella. Iba a moverme para ir con ella y conocer a Silver personalmente, pero tres hombres grandes, musculosos y a simple vista adinerados, aparecieron, eran guardias; las chicas estaban ahí paradas mirando a nuestra dirección luego un hombre salió de una puerta, tomó a las chicas de la cadera y comenzaron a caminar una de las cortinas. Los gorilas se quedaron afuera mientras dentro se efectuaba un acto del cual no quería pensar. Lancé una última mirada a los chicos, y Spencer miraba a la misma dirección que yo, con ojos cautelosos y algo diferentes, y me pregunté qué sucedería si se enterara que su Vera era un bailarina.
-¿Todo bien, cariño?- dijo mi chica, mirandome al igual que los chicos. Asentí, le di un sorbo a mi bebida y disfruté del momento.
Mañana habría tiempo de pensar.

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