El olor a cigarro permanece en tu almohada,
y al caer la noche me embriago de ella,
o tu perfume que se fundió en mis sábanas
y me siento envuelta en tus brazos,
escucho tu risa por las tardes,
me pierdo en tus ojos en las mañanas,
y el sabor de tus labios nuevamente en la noche,
las caricias de tus manos, ágiles, recorriendo mi piel,
el sonido de tu corazón, pegado al mío
tu respiración en mi oído,
tu piel y mi piel,
tú y yo...
Por eso lo digo, te estaré esperando
y es que me encantan las sorpresas,
como cuando te apareces sin haber venido.