Sobe una chica:

Mi foto
Tamaulipas, Mexico
Madre primeriza y escritora, con muy poco tiempo libre pero que le gustan las manualidades.

lunes, 3 de febrero de 2014

Metaforas

Aquella relación era una metáfora.
No es como poner un un cigarrillo en tu boca y no fumarlo, o como morder un palillo y fingir verse cool. Tampoco se trata de tomar un barril de alcohol etílico y prenderte fuego. No se trataba de eso. Cuando él le dijo que la amaba, no se estaba refiriendo a un amor de película o algún personaje literario. Él hablaba en serio. Le dijo que la amaba después de una pelea horrible, de esas que solían tener, donde él le gritaba a los cuatro vientos el error que había sido el haberse enamorado de ella y ella más que llorarle, se enfurecía por dejar que él la humillara de esa manera. Luego de casi una hora de gritos, él huyó sin decirle nada mientras ella permaneció en silencio, pensando nuevamente en dejarlo por fin, porque estaba cansada de sus desplantez y sus malos tratos... pero cuando él volvió, ella olvidó todo lo que había pensado, porque él le juró amor eterno, le dijo que la adoraba más que a todos sus mejores vicios, que era su trofeo y que si pudiera ser el hombre que ella necesitaba, él lo haría. Pero mentía de nuevo. Claro que él no la amaba, ni siquiera la toleraba. Ella era exactamente el tipo de mujer que él detestaba: siempre tan delgada, sin maquillaje, sus cabellos desordenados todo el tiempo, su apariencia enferma y nada atractiva. Él no toleraba ese tipo de mujeres, siempre lo decía ... pero desde el primer momento en que habían hablado, se había dado cuenta de que si dejaba de lado todos sus defectos, podía amarla. Él se atrevió por ella. Muy diferente era la situación de ella: desde la primera vez que lo había visto, pensó que era casi perfecto, con ese físico tan llamativo, esa media sonrisa como la de los mismos ángeles y esos ojos. Tan preciosas esmeraldas brillantes y coquetas. Siempre que la miraba, se quedaba sin aliento, se sentía en el cielo mismo y jamás quería bajar de ahí. Pero eran como el veneno. No importaba lo mucho que lo amara, o que a veces él fuera tierno, ellos jamás podrían estar juntos. Él era el amor de su vida y ella el motivo de sus alegrías, pero no podían estar juntos. Y claro que lo sabían, simplemente que no podían estar separados. Y esa noche, aquel "te amo" se volvió exactamente lo que ella creía que era: UNA MALDITA METÁFORA DE MIERDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿CÓMO COMENZAR TU JOURNAL?

¡Hola a todos y bienvenidos a mi blog! En el artículo anterior les enseñé ¿Cómo hacer un junk journal? y no morir en el intento paso a ...