Yo no soy perfecta, definitivamente, y la mayor parte del tiempo arruino todo lo bueno y lo peor es que nunca he sentido la necesidad de disculparme o arrepentirme. Pero se llega un momento en la vida en el que te realmente te das cuenta de que estás haciendo todo mal. Que a pesar de ser joven y de estar en esa edad que uno llama "maravillosa", lo cierto es que no es así.
Tampoco es que uno diga que puede ser perfecto, pero si tienes la oportunidad de hacer las cosas bien, nada cuesta. Muchas personas dicen que las madres adolescente son una plaga, que no están listas para serlo y que lo mejor es que deberían ponerse a hacer otra cosa. Y tienen razón.
Una madre joven jamás tendrá la suficiente madurez como para hacerse cargo de otra vida, porque todavía es una niña jugando en un mundo de adultos.Pero es muy admirable ver que tomaron la decisión correcta y, que aunque sea por unos instantes, están llenas de felicidad.
Si yo fuera madre... bueno, supongo que no sería muy diferente que las demás.
Pero yo amaría a mi hijo con todo mi ser; lo educaría de la misma manera que mi madre me educó, le daría el mismo amor que me dieron y definitivamente no le haría daño. Sería más que su madre. Una amiga, consejera, compañera de lágrimas y todo lo que me permitiera ser. Lo amaría con tanta fuerza que le dolería y jamás permitiría que alguien lo lastimara. Lo protegería de todo mal y nunca estaría solo.
Sería un bebé mimado, pero amado.
Pero eso solo sería si yo fuera madre...
Si tuviera una hija, le enseñaría a amar la vida, a amarse a si misma y a amar lo que la rodea. A dar gracias por lo bueno y lo malo y a nunca dejar que nadie la lastime, que las únicas lágrimas que ella deberá derramas son las de alegría cuando se entere de una buena noticia o de cuando algo bueno le suceda. Le enseñaría a respetar todo y a todos, a jamás dejarse de nadie y a valorar las cosas que Dios me permitiera darle, le enseñaría a escoger al hombre indicado sin dejar de ser ella misma, le diría que el hombre indicado debería ser tan bueno como su padre, porque yo no le daría a mi hija algún mal padre. Sería mi princesa y jamás dejaría que nadie la lastimara.
Pero, si tuviera un niño, lo amaría de una manera sobrehumana. Le enseñaría a amar la vida y a quienes se la dieron, sería educado y travieso, pero siempre con respeto. Sería un buen muchacho, tanto como mi hermano o como su padre. Nunca permitiría que tratara mal a una mujer y le enseñaría a ser responsable; amaría a cada ser vivo de esta Tierra pero nunca sería débil.
Por si en algún momento le faltara yo, él sabría sobrevivir en la vida. Cuidaría de sus hermanos y nunca dejaría que nadie los lastimara. Sería un gran deportista y adoraría que le cuente cuentos antes de dormir. Pero sobre todo, nunca se sentiría menospreciado, jamás recurriría al crimen y valoraría cada segundo de su vida.
Y a ambos los amaría de un manera que solo otra madre podría entender.
Serían mi orgullo, mi cielo y universo... y esperaría a que ellos me amaran de la misma manera que yo.
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