que ni siquiera lo iba a intentar
¿por qué creerle?
No hay peor ciego que aquel que no quiere ver,
y no hay una manera más amable de entenderlo;
el intentarlo a veces es el principal problema,
porque hay cosas que no tienen solución,
como un amor no correspondido.
Así que, no pienses que es mejor escuchar mentiras
que decir adiós, porque en el mejor de los casos
te estarás ahorrando un gran dolor.
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