Sobe una chica:

Mi foto
Tamaulipas, Mexico
Madre primeriza y escritora, con muy poco tiempo libre pero que le gustan las manualidades.

lunes, 16 de diciembre de 2013

7*La mensajera

Regresé a casa como a las cuatro de la mañana.
Estaba cansado, me dolía la cabeza y apestaba a alcohol, tabaco y mujeres, sabía que al día siguiente debía despertarme temprano, pero me importó una mierda. Cerré los ojos y perdí la consciencia.
Una ligera luz mortecina me despertó, y a pesar de haber descansado, sentía que no había dormido nada; mi alarma decía que eran pasadas de las once de la mañana. Me quedé más de la cuenta en la cama, mirando borroso todo a mi alrededor, vestía sólo mi boxer; me dolía el cuerpo y el maldito alcohol aún no salía de mi cuerpo. Mi cuerpo aún no se había acostumbrado al maldito horario europeo, y estaba que me llevaba el diablo.
Unos nudillos sonaron en la puerta.
-Largo... - ladré ocultando mi rostro en las almohadas. La puerta se abrió y unos pasos sonaron, eran tímidos y de ¿mujer? Probablemente era Nympha o alguna empleada, pero entonces los pasos se detuvieron.
-¿S-Señor Valentine?- dijo una voz. Esa voz. Levanté mi rostro de las almohadas, y ahí estaba ella: llevaba puesto un vestido color ciruela hasta la rodilla, mostrando sus piernas preciosas, tenía una boina beige, unas botas a la pantorilla y sus senos resaltaban con ese corte en "V".
La miré y me miró, y me puse jodidamente duro, y que fuera de mañana no tenía nada que ver. Ariel entró a la habitación:
-Disculpe, señor Valentine, su abuelo mandó a la señorita...
-Noiholt.- dijo culo-divino. Miré a Ariel, levantando la ceja.
-Dice el señor Valentine que si puede ayudarla en algo.- bufé, porque eso no era lo que yo le había preguntado, pero daba gracias a Dios de que Ariel me entendiera; entonces culo-divino le entregó un maletín oscuro, y sus pechos se movieron, jugosos.
-Oh, claro cariño.- dijo ella sonriendo, se giró hacia mí.- Su abuelo la mandó para entregarle unos archivos que debe enviar sin falta al mediodía a Velvet y Rubian Company.
-Mierda.- dije levantándome de golpe, y entonces, los ojos de culo-divino se abrieron de golpe, y claro que yo sabía lo que miraba: yo tenía un cuerpo que cualquier otro hombre desearía, y es que estos músculos no se habían hecho de la noche a la mañana, en parte, daba gracias al manicomio donde me habían encerrado, porque gracias a ellos, las mujeres se derretían cuando me veían.

Parpadeó y tragó saliva, mirando a otro lado. Así es, culo-divino, intimídate.
-¿Desea llamar a su abuelo, joven Vincent?- dijo Ariel, dándome mi bata.
-No, prepara mi desayuno y mi ropa.- le dije caminando al baño, ella asintió y jaló a Noiholt, dándome privacidad.

-Jajajaja, ¿en serio? Vaya, debe ser increíble.- oí decir a Ariel. Me había cambiado y estaba listo para irme, pero tenía resaca y debía comer algo, entonces las oí platicar alegremente.- ¿Cuánto tiempo piensas quedarte?
-No lo suficiente.- contestó culo-divino.
-Es una lástima lo que sucedió.
-No, para nada, es una bendición.- dijo ella.
-Sí, un bebé siempre es una bendición.-y me detuve. ¿Bebé? ¿Culo-divino tenía un bebé? Mierda, las únicas madres que yo me jodería deben ser las de mis amigos. Me sentí casi asqueado por haber imaginado joderme a una madre joven... ¿cuántos años tenía, de todos modos? No parecía una mamá, y ese cuerpo... ese maldito cuerpo. Abrí la puerta de la cocina mientras oía las risas de ambas, y culo-divino estaba recargada en la barra, con su falda más arriba de los muslos. Tragué saliva.
-Ariel.- dije, ambas me miraron y la expresión de culo-divino cambió. La sonrisa de borró de sus labios y sus ojos se oscurecieron.
-Todo listo, señor Vincent.- dijo y dejó mi comida en la barra, junto a culo-divino, en cuanto me acerqué se alejó sutilmente. Me senté a desayunar mientras revisaba el maletín, entonces Ariel le ofreció un café a culo-divino, ella se acercó a mí lado, y un extraño olor me golpeó: en mis veinticinco años de vida, recibiendo solo las mejores cosas y rodeado de elegancia, jamás había olido algo tan... hipnotizantes. Era como un aroma florar pero dulce, y a la vez sexual, una extraña combinación. Aspiré profundamente y luego, ella se alejó. La miré y ella a mí, sus ojos... Dios, tan bellos, tan...
-¿Vincent?- la voz ronca de Nympha me sacó de mis pensamientos, arruinando todo.
-Buen día, señora.- saludó Ariel, Nympha se acercó a mí, tomó la copa de vino que Ariel le ofrecía y luego, se giró.
-Buen día... cariño.- y sorbió. Miré de reojo a culo-divino, quien se acomodaba la falda discretamente.- ¿Vincent?
-Qué.- dije, tragando saliva. Esas piernas...
-¿No deberías irte ya?- dijo en voz baja. Supuse que ya se había presentado.
-Estoy comiendo.
-Pero, Voltaire... - entonces, dejé caer el tenedor.
-Mierda, ya voy.- dije enojado, ella intentó tocarme pero sacudí su mano.- Vámonos.- dije y comencé a caminar, esperé a ver culo-divino me siguiera, pero nada se oía.- ¡Ahora!- grité y segundos después sus tacones sonaron. Caminamos en silencio hasta llegar a la limosina, la cual Tasha abrió.
-Buen día...
-Ahora no.- dije enojado, ella esperó a que culo-divino entrara y cerró la puerta, luego comenzó a manejar. Me giré para decirle algo a culo-divino, pero sus ojos brillaban como luces navideñas con la belleza de mi mansión, así que el trayecto fue silencioso... y tenso. Sentía la sangre gotear y oía los pitidos de mi corazón; entonces, para terminar de joderlo, culo-divino movió su pierna derecha hacia arriba, como para cruzarla, pero luego volvió a su lugar, después de bajó el dobladillo de la falda que se había subido más de lo normal, después se alisó los cabellos, miró su celular, jugó con sus uñas, y por último tecleó sobre el maletin. El punto era que no podía quedarse quieta, y eso a pesar de que debía fastidiarme, solo lograba despertar mi libido, porque cada movimiento suyo era una neurona nerviosa mía que despertaba, hasta que al final ya no pude contenerme.
Ella había cruzado sus piernas y sus manos descansaban sobre sus rodillas; yo me imaginaba en ese momento arrancarle la ropa y poseerla, mientras sus gemidos sonaban en la intimidad de la limosina, mi miembro se endureció y tuve que cambiar de posición, sin notar que había quedado muy cerca de ella. Tampoco lo notó, porque miraba como estúpida hacia afuera, se movió inconscientemente, provocando que su falda subiera más, y que mi miembro despertara. Entonces, mierda que si no, coloqué mi mano ligeramente sobre su rodilla, sintiendo cómo su piel se erizaba... para alejarla rápidamente.

¿Qué mierda había sido eso?

Después de que llegamos a Biocorp, cada uno volvió a su labor. No nos dirigimos la palabra ni siquiera nos miramos. Voltaire y el consejo estaban de un humor de mierda, pero eso a mí no me interesaba: yo había terminado todo y perfectamente, no deberían quejarse. Se pusieron a hablar como idiotas, ignorándome por completo, por lo que salí furioso de la oficina de juntas, y justo en ese momento, choqué con una chica. La sujeté de los hombros, y sus senos rebotaron. Culo-divino...
-D-Disculpe, señor Valentine... -dijo nerviosa, y se inclinó. Los empleados que pasaron detrás de ella se rieron, degustándose de ello. Atrás, perros... pensé.
-No hay problema.- le dije. Levantó el rostro y sus exóticos ojos se clavaron en los míos.
-Con permiso.- dijo y se alejó hacia el elevador, donde Klaus Mierda Heizenberg la tomó del brazo y le sonrió, se quedaron platicando largo rato hasta que elevador se abrió y entraron, y seguían sonriendo cuando las puertas se cerraron. Entonces, Klaus estaba como perro detrás de la sexy mamá.

Revisaba los estados de cuenta una hora más tarde, cuando unos nudillos tocaron la puerta.
Lancé una bola de papel al cesto.
-Qué.- dije nuevamente mirando el monitor, entonces el olor a café me golpeó.
-Su café, señor Valentine.- dijo culo-divino. No levanté la vista, pero le indiqué con la cabeza que lo dejara en el escritorio. La oí caminar hasta el escritorio, y cuando dejó la bandeja, un escoté en "V" color guindo captó mi atención.
-¿Desea que le prepare el café, señor?- dijo con voz solemne. Aparté los ojos del monitor y la miré: ¿por qué estaba aquí? Me quedé mirándolo sin expresión, intimidándola, pero ella solo tragó saliva. Asentí y comenzó a servir el café en la taza, entonces la puerta se abrió.
-¡Aquí estás!- dijo Sasha. Estaba envuelta en un traje color hueso y su cabello recogido en una cebolla sobre su cabeza.
-... y tú qué... - pero no me hizo caso, jaló a culo-divino del brazo y la empujó a la puerta.
-Vamos, Lia, Klaus está como loco buscándote.
-Pero... el señor Valen...
-No, no, largo, yo me haré cargo del consentido.- dijo y la sacó de la oficina, luego, se giró a mí.- Hola, idiota.- dijo y caminó al escritorio.
-Qué mierda, Sasha.- dije y volví al monitor. La oí preparar el café y después lo puso frente a mí.
-Toma, cariño.- dijo sonriendo. Tomé el café y ella caminó hasta quedar al lado mío, giró la silla y sonrió.- ¿Te divertiste ayer?- sorbí el café, y mierda, Sasha sabía exactamente cómo me gustaba mi café.
-Delicioso.- le dije, ella entonces se sentó en mis piernas, y jugó con mi saco.
-Que guapo estás hoy, Vinny.
-Lo mismo digo.- le dije, sorbiendo de nuevo mi café. Soltó una risita y me agarró el cabello.
-Estás muy, muy, muy guapo, Vinny.
-Lo sé.
-Muy guapo... - entonces, bajé la taza de café.
-¿Qué mierda quieres, Sasha?- le dije, ella se detuvo.
-Nada, cariño.
-Sasha... - le dije apartando sus manos de mí.- ¿Qué mierda quieres?- ella colocó sus manos en mi cuello, y sonrió.
-Solo quiero jugar, cariño... - y entonces se acercó a mi oreja y la mordió. Mierda...
Me levanté rapidamente y sonreí.
-Lárgate Sasha, estoy trabajando.
-También yo.- dijo y se levantó, caminando hacia mí.
-Vete, Sasha, en serio.- entonces, unos nudillos sonaron de nuevo.
-Pasa, cariño.- dijo Sasha, entonces culo-divino entró con tres carpetas.
-Disculpe, señor Valentine, pero lo solicitan en la sala de juntas.- y luego miró a Sasha.- Tiene una llamada, señora.
-Sasha, Lia.- le dijo enojada, poniendo sus manos en sus caderas. Culo-divino asintió.- ¿Quién me llama?- dijo caminando a la puerta.
-S-Su hermano llamó, señora.- y su voz, por unos instantes, sonó insegura y ronca. Sasha detuvo su andar, y se giró a ella, con una mirada que yo nunca había visto en ella: era pena y tristeza en su estado puro, casi rayando la lástima.
-¿Tú tomaste el teléfono?- susurró, culo-divino negó.- Bien.- se giró a mí, sonriendo nuevamente.- Jugamos después, cariño.- y me lanzó un beso guiñándome el ojo. Cerró la puerta detrás de ella y nuevamente estábamos solos, pero no duró mucho, porque me miró con una mirada sombría.
-Con permiso, señor Valentine.- dijo y caminó fuera de la oficina. Me quedé solo unos segundos ahí, y salí, entonces vi a culo-divino hablando con Klaus Mierda, y cómo éste le sonreía estúpidamente, para después entrar a la oficina. La recepcionista y muchas de las empleadas que merodeaban por ahí, los miraron con odio y hasta cuchichearon, pero yo sabía lo que estaban viendo: que Mierda Heizenberg estaba acostándose con culo-divino.
Maldito hijo de puta... pensé mientras presionaba el botón para subir a joder a Voltaire y los directivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿CÓMO COMENZAR TU JOURNAL?

¡Hola a todos y bienvenidos a mi blog! En el artículo anterior les enseñé ¿Cómo hacer un junk journal? y no morir en el intento paso a ...