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Tamaulipas, Mexico
Madre primeriza y escritora, con muy poco tiempo libre pero que le gustan las manualidades.

sábado, 2 de agosto de 2014

Sin palabras...

En serio, de todas las cosas que pudieron pasarme esta noche, precisamente tuvo que ser esa?

Había sido una tarde, bueno, decente, y la ida a la feria fue mejor aún, y qué decir de la noche en el antro... pero es típico de mí que cuando bebo me pongo horny. Y, por si no fuera poco, deprimida porque le mandé un mensaje y no contestó. Así que fui al baño y vi a una muchacha y a su novio besarse... bueno, casi haciéndolo ahí mismo. Mal momento.
Quería irme al hotel, pero no encontraba ni a Ben ni a Marissa, así que tomé un taxi. Llegué a mi cuarto y todo estaba apagado; estaba cansada, jodidamente caliente y enojada, ¿qué podía hacer?
Me di un baño pero nada cambió, fue entonces que entendí lo que tenía que hacer: tomé mi laptop y abrí una página cualquiera pero, es tan difícil decidir cuál ver! Habían muchos desagradables y otros que la verdad parecían tan idiotas, y no entendía cómo eso podía excitarle a unas persona.
Yo sólo veía los errores en ellos, o si las tipas fingían orgasmos, ¿cómo le hacían? Yo no sabía fingir orgasmos; todos los que había tenido, gracias a Dios, eran naturales.
Ya extrañaba tener uno.
Te sorprendería si te digo lo que siguió después?
Probablemente, pero pensé en ti. En lo perfectas que eran nuestras sesiones sexuales, en lo sucia que era tu boca la mayor parte del tiempo, en tus manos acariciándome, en tu cuerpo con ropa rozando el mío, mostrándome lo duro que estabas, que solamente yo te ponía de esa manera, en sus dedos jugar conmigo, tu lengua con mis pezones, en mis labios, en mi sexo... Dios, tu lengua.
Y pronto, cerré los ojos y comencé a viajar casi al nirvana... hasta que oí ese sonido en la puerta y, ahí parado, estaba Ben.
Tenía la mirada fija en mí, aunque por la oscuridad no podía descifrar qué pasaba por ella.
Tenía una mano en la perilla de la puerta y la otra en su bolsillo derecho. Debo destacar que estaba tendida en la orilla de la cama, con las piernas pegadas rodilla con rodilla, mi mano izquierda en mi sexo y la respiración entrecortada? Mil cosas debieron pasar por mi mente en ese instante, pero yo solamente pensaba que casi alcanzaba el orgasmo, y él me había interrumpido.
Normalmente en casos como esos, el no invitado debería haberse ido apenado, o en el caso de Ben, soltar un risita tonta o decir un comentario inapropiado e irse pero... nunca creí que haría aquello.
Me miró unos instantes más y luego entró a la habitación. Yo estaba taaaan apenada, que erguí mi posición en la cama y lo miré cerrar la puerta; él no hizo ningún sonido y solamente se arrodilló a mi lado. Tomó mis pies y los besó... había mencionado alguna vez que mis pies son mi zona erógena? no? pues lo son. Hay algo en mis pies que me excita totalmente. Y Ben lo sabe, por eso los besó, acarició suavemente y los lamió como si de pechos se tratara. No le era desagradable? pensé mientras me arqueaba en la posición en la que estaba.
Comenzó a subir de mis pies hasta mis piernas, mis rodillas, mis muslos y más allá.
Y me miró por debajo de sus largas pestañas con esos ojos tan pícaros y bonitos que tiene. Y me besó.
No en los labios... bueno, sí, pero no en los que tengo en la boca.
Sentí la tela mojarse, y dudo que haya sido a causa de su lengua. Me mordí los labios; hacía cuánto que no tenía la atención apropiada? meses? claro, seis meses. Febrero fue la última vez que una lengua se dio un recorrido por ahí; estaba tan excitada que el hecho de que fuera Benjin me importó una mierda. Yo disfruté.
Intentaba al principio reprimir los gemidos, porque el diablo sabe que tengo un altavoz integrado cuando de gemir se trata, hice todo mi esfuerzo por no gemir tan fuerte, pero su lengua bailaba en mi interior que no me pude contener. Me dio una ligera palmada con una de sus manos libres en los muslos, y con los dientes dio un ligero jalón a mi sexo, señal que tomé como un "cállate", por lo cual me tapé la boca lo mejor que pude.
Sentí sus dedos jugar en esa zona, luego cómo se deslizaba por mis muslos la ropa interior hasta caer al suelo. Me separó las piernas lo suficiente para colocarse, y sentí que llegaba al cielo. Con lo maravilloso que es el sexo oral! Mis manos se aferraban con fuerza primero a la tela de la sábana, luego a las almohadas y finalmente al cabello de Ben. Casi creí que le había arrancado mechones por la fuerza que estaba empleando.
Arquee la espalda cuando sentí los dos dedos entrar en mí, y luego aprisioné su cabeza con mis rodillas cuando su lengua me torturó, lamiendo y mordiendo mis pliegues, era una tortura deliciosa. Lo sentía tan cerca, tan presente que casi podía tocarlo... pero se escapó.
Me quedé quieta mientras sentía cómo pulsaba en mi interior, sintiendo su lengua bailar una danza erótica y celestial en mi interior, pero yo ya no estaba sintiendo. ¿¡EN SERIO!? ¿Me estaba pasando realmente a mí? Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos e intenté reprimir los sollozos, que antes habían sido cánticos sexuales para ambos.
Ben lo notó, porque de pronto su lengua se detuvo en el acto.
Se levantó de golpe, lo vi limpiar su boca y salió de la habitación a toda prisa, no sin antes musitar un "lo siento", con la voz ronca y sexy, como nunca antes la había escuchado.
Y me quedé ahí acostada, caliente, frustrada y jodidamente enojada, con las lágrimas cayendo por mis mejillas como una lluvia imparable... hasta que finalmente me dormí.

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